Hasta mediados del siglo XIX, la histeria femenina era diagnosticada como una enfermedad mental propia de las mujeres. Entre sus supuestos síntomas estaban el insomnio, los dolores de cabeza, la irritabilidad y una «fuerte tendencia a provocar problemas». Un gran absurdo que era tratado con masajes pélvicos o lavajes vaginales a través de los cuales se buscaba provocar el orgasmo en las pacientes (denominado « paroxismo histérico »), ya que se consideraba que la enfermedad era el resultado del deseo sexual reprimido. La máxima de la medicina al servicio del poder, el machismo y la concepción patriarcal del mundo. Una violación brutal y despiadada que se llevó a cabo legalmente hasta fines de la década del 40, entre otros factores, gracias a los postulados de Sigmund Freud y Jean-Martin Charcot . El oso de la oscuridad 🐻